miércoles, 11 de marzo de 2009

Da Vinci el genio en santa cruz



Fue inaugurada, en el Salón Sirionó de la Fexpo de la capital cruceña, la exposición itinerante Leonardo da Vinci (1452-1519). Permanecerá abierta al público del 4 al 18 de marzo. De Santa Cruz pasará a La Paz, donde podrá verse del 29 de marzo al 12 de abril. Este acontecimiento se debe a Casual Show Group, empresa dirigida por Rodolfo Weise, detalle que no podemos dejar de mencionar porque esta feliz iniciativa merece nuestro aplauso. Es de esperar que las autoridades promuevan la asistencia escolar a esta exposición y que los organizadores la enriquezcan con disertaciones sobre el genio florentino, a cargo, por ejemplo, de los ingenieros Mario Terceros Banzer y Mario Terceros Herrera y el historiador Alcides Parejas Moreno, entusiastas y devotos admiradores de Da Vinci.
Pienso que en La Paz también podrían hablar sobre el tema la historiadora Teresa Gisbert, el crítico Pedro Querejazu y el ensayista Mariano Baptista Gumucio. Se trataría de una aproximación boliviana al artista más representativo del Renacimiento.
Leonardo da Vinci (Vinci, Italia, 15/04/1452-Cloux, Francia, 02/05/1519) fue hijo natural de un rico notario de una localidad cercana a Florencia; de su madre sólo sabemos que era una humilde campesina llamada Caterina. De elevada estatura, de ojos azules, mirada serena, apuesto, Da Vinci lucía una cabellera ondulada que le llegaba a la altura del pecho; amable, buen conversador, de voz grave, solía lucir una larga capa roja; zurdo, de misteriosa escritura invertida (disléxico, quizás) escribía de derecha a izquierda; filósofo gnóstico neoplatónico, no sólo fue pintor, dibujante, escultor, arquitecto e ingeniero de desbordante creatividad, también escribió un Tratado de la pintura, inventó fábulas y leyendas, anotó pensamientos y aforismos, y dejó apuntes culinarios que se han publicado con el título de Notas de cocina.
Su elevada espiritualidad, su estado célibe, su ascetismo y su personal sentido de la amistad han confundido a más de un analista de su obra. Freud, por ejemplo, lo tipifica como un homosexual latente en su ensayo Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, incluido en su libro Psicoanálisis del arte. Esta hipótesis ha sido rebatida, debido a que la biografía de Leonardo en la cual Freud fundamentó su hipótesis era una obra imaginativa, cercana a la ficción pura. Es posible que Freud no conociera los aforismos del genio florentino en los que sostiene que “la pasión intelectual aleja la sensualidad” y “el que no domeña los deseos lujuriosos, se pone a la misma altura de las bestias”. Da Vinci concebía el arte como una religión a la cual el artista debía consagrarse por entero. Esto explica su velada misoginia y su desdén por el placer mundano. Aunque vivió preocupado por el dinero durante gran parte de su vida, no fue avaro ni codicioso. A este respecto escribió: “Si deseas dinero en abundancia, acabarás por no disfrutarlo” y “Al que quiere hacerse rico en un día, le ahorcarán en un año”.
Sumido en el pesimismo murió en Cloux, a los 67 años de edad, querido y respetado por su protector, el joven y culto rey Francisco I, de Francia, a quien legó los tres cuadros de los cuales nunca se desprendió: Monna Lisa/ Gioconda, Santa Ana, la Virgen, el Niño con el cordero y San Juan Bautista, su pintura más enigmática. Fue enterrado en Amboise, pero como sucedió con Maquiavelo y Mozart, sus restos desaparecieron al ser profanados durante las guerras civiles. Los románticos franceses pretendieron haber encontrado vestigios de su osamenta. Sus presuntos restos hoy descansan en una pequeña capilla cercana al castillo de Cloux, hoy denominado Clos-Lusé

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